La impresión se aplica hormigón de cemento "in situ" en una capa de superficie preparada con un espesor de 10 cm. Esto se ve reforzado por un enrejado de acero resistente a la flexión y compresión para prevenir el agrietamiento.
Cuando la superficie está completamente lisa, se aplica una capa de color antes de colocar la impresión o estampación con los moldes que crean la textura.
Una vez que el suelo está seco, se realiza una limpieza con agua a presión. Después de esta operación, se hace una aplicación de laca especial para curar la capa pigmentada (que dará al mismo tiempo la textura y el brillo deseado).
Entre las características notables de hormigón impreso cabe señalar: